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Sexta unidad

Otros principios

Abstract image by Gerd Altmann

(Imagen: Gerd Altmann en Pixabay)

Sumario​


Varios principios pueden ayudarnos a entender mejor lo que Dios nos quiere decir a través de la Biblia. En primer lugar, debemos leerla como una historia continua, porque la Biblia narra una historia unificada. También nos ayuda estudiar la Biblia como estudiamos las grandes obras de la literatura, analizando los recursos literarios que se utilizan en ella, como la trama y el motivo. Por último, al estudiar un pasaje bíblico es muy importante prestar atención tanto al contexto textual como al histórico-cultural. 

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Objetivos de aprendizaje

 

Habrás completado con éxito esta unidad cuando puedas:

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  • Explicar por qué es importante leer la Biblia como una historia continua.

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  • Describir cómo prestar atención a dispositivos literarios como la trama y los motivos puede ayudarnos a comprender mejor el texto bíblico.

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  • Explicar qué es el contexto textual y por qué es importante.

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  • Explique qué es el contexto histórico-cultural y por qué es importante. 

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Introducción

 

A lo largo de este curso hemos insistido en que, para entender lo que Dios nos quiere decir, tenemos que saber leer e interpretar la Biblia correctamente. Hemos visto cómo la Iglesia nos ha dado varios principios para guiarnos y asegurarnos de que la leamos en el mismo Espíritu en que fue escrita. A saber:

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  • tomar en cuenta las intenciones de los autores humanos; 

  • prestar atención a los sentidos de la Escritura, distinguiendo entre el sentido literal y el espiritual;

  • estar atentos al contenido y a la unidad de toda la Escritura;

  • leer las Escrituras dentro de la Tradición viva de la Iglesia; y

  • estar atentos a la analogía de la fe.

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En esta unidad aprenderás cuatro principios adicionales: (1) leer la Biblia como una historia continua; (2) aplicar las herramientas de la crítica literaria; (3) y prestar atención al contexto textual, (4) así como al contexto histórico-cultural.

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Leer la Biblia como una historia continua

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El primero de estos principios es leer la Biblia como una historia continua. Como palabra del hombre, la Biblia católica es una colección de 73 libros diferentes escritos por muchos autores humanos a lo largo de los siglos. Pero como Dios es su autor principal, la Biblia es también un libro que cuenta una historia unitaria. Sobre esto, el Catecismo enseña:

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Prestar una gran atención "al contenido y a la unidad de toda la Escritura". En efecto, por muy diferentes que sean los libros que la componen, la Escritura es una en razón de la unidad del designio de Dios , del que Cristo Jesús es el centro y el corazón... (CIC 112)

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Esta historia trata sobre Dios y sus planes para la humanidad. Él nos creó para que pudiéramos compartir su vida divina. Desgraciadamente nuestros primeros padres rechazaron este plan al rebelarse contra Dios y nosotros seguimos haciendo lo mismo al seguir su ejemplo. El pecado nos ha alejado de Dios y nos ha traído el sufrimiento y la muerte. La historia de la salvación cuenta cómo Dios nos rescata de esto y nos reconduce a sí mismo. Podemos dividir la historia de la salvación en dos partes: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. La narración llega a su punto culminante en el Nuevo Testamento, cuando Dios envía a su propio Hijo a nuestro mundo para redimirnos y restaurar su plan original al morir, resucitar y ascender al cielo.​

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Por lo tanto, debemos leer la Biblia como leemos novelas. Nadie empieza a leer una novela por la mitad; ni tampoco leería unos pocos capítulos una y otra vez; ni tampoco leería trozos aquí y allá. Quien hiciera esto nunca entendería el mensaje del autor. Lo mismo ocurre con la Biblia. Por supuesto, cualquiera que intente leerla de principio a fin tendrá dificultades. Por eso, los principiantes deberían empezar por los evangelios. Forman el corazón de todas las Escrituras. Pero los que quieran ir más a fondo deberían, en algún momento, leer la Biblia como una historia continua, es decir, de principio a fin.

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Aplicar las herramientas de la crítica literaria

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El segundo principio consiste en aplicar las mismas herramientas que utilizan los estudiosos para estudiar las grandes obras de la literatura. Los autores de novelas emplean recursos y técnicas literarias para comunicar su mensaje. Hay literalmente cientos de ellos, pero algunos de los más comunes son la trama, el desarrollo de los personajes, el contexto, el diálogo y los motivos. Ya estudiamos algunos de ellos en la primera lección, cuando examinamos la Biblia como la palabra del hombre.

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La trama

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Recuerda que la Biblia en su conjunto, como todas las buenas historias, está estructurada en torno a una trama. La trama es un orden cronológico de los diversos acontecimientos. Tras el comienzo, que nos presenta a los personajes y la ambientación, surge un conflicto o problema que hay que resolver. A lo largo del relato, los obstáculos van aumentando, creando así suspenso, interés y tensión. A esto se le llama la acción ascendente. Cuando la tensión alcanza su punto más alto, la historia llega a su clímax, esto es, el punto culminante y más emocionate. Por ejemplo, el protagonista tiene que enfrentarse con su enemigo, su miedo, el desafío o lo que haya sido la causa del conflicto y comenzar a superarlo. Sigue la acción descendente, que consiste en todo lo que sucede como resultado del clímax, incluido el cierre de los puntos de la trama, las preguntas que se responden y el desarrollo del personaje. La narrativa se desacelera a medida que avanza hacia su resolución, cerrando los cabos sueltos.

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La Biblia cuenta un relato unificado llamado Historia de la Salvación. Esta historia está estructurada en torno a una trama, como veremos en el próximo curso. Cada autor humano solo intentaba escribir su parte de la Biblia. Pero la maravilla de la Biblia es que Dios, trabajando a través de ellos, tejió todas aquellas historias en una.

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El motivo

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Otro recurso literario que aparece en la Biblia es el motivo. Un motivo es una imagen, idea o símbolo recurrente que desarrolla o explica los temas centrales y el significado más profundo de un relato. Ofrece pistas que ayudan al lector a entender el mensaje del autor, pero lo hace de forma indirecta, obligando al lector a detenerse y hacer preguntas. De este modo, los autores pueden transmitir sus ideas de forma más convincente y con mayor profundidad. Como los motivos aparecen repetidamente a lo largo de una historia, son fáciles de identificar. La mujer estéril que concibe un hijo milagrosamente por intervención divina es un motivo típico que se encuentra en toda la Biblia.

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  • Sara, la esposa de Abraham, "era estéril, no tenía hijos" (Gn 11, 30). Más aún, ya había superado la edad fértil. Pero a pesar de ello, "El Señor cumplió con Sara lo que le había prometido. Sara concibió y dio a Abrahán un hijo en su vejez." (Gn 21, 1–2).

  • Rebeca, la esposa de Isaac, era estéril, así que "Isaac rogó al Señor por su mujer, que era estéril. El Señor le atendió y su mujer Rebeca concibió" (Gn 25, 21). Tuvo gemelos.

  • Raquel, la amada esposa de Jacob, era estéril. Además, esto provocó una gran rivalidad entre Raquel y su hermana Lea, con quien Jacob también se había casado. Lea había dado a Jacob seis hijos y una hija, mientras que Raquel no le había dado ningún hijo. "Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo celos de su hermana" (Gn 30, 1), pero "Entonces se acordó Dios de Raquel. Dios la escuchó e hizo fecundo su seno. Ella concibió, dio a luz un hijo y dijo: 'Dios ha quitado mi afrenta'" (Gn 30, 22).

  • Dos mujeres, Ana y Feniná, estaban casadas con Elcana. "Feniná tenía hijos, pero Ana no los tenía... Su rival la importunaba con insolencia hasta humillarla, pues el Señor la había hecho estéril... Feniná la molestaba del mismo modo. Por tal motivo, ella lloraba y no quería comer... En cierta ocasión se levantó Ana... Ella se puso a implorar al Señor con el ánimo amargado, y lloró copiosamente... Elcaná se unió a Ana, su mujer, y el Señor se acordó de ella. Al cabo de los días Ana concibió y dio a luz un hijo, al que puso por nombre Samuel, diciendo: 'Se lo pedí al Señor'" (1 Sm 1, 1–20).

  • La madre de Sansón es una figura anónima identificada sólo como "mujer". "Era estéril y no tenía hijos. El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: 'Eres estéril y no has engendrado. Pero concebirás y darás a luz un hijo'" (Jueces 13, 2–3).

 

Cuando encontramos motivos en la Biblia, debemos preguntarnos qué quiere decirnos Dios a través de ellos. Por ejemplo, este motivo revela el poder de Dios, lo que nos facilita creer en la concepción virginal de Jesús. Si Dios puede hacer que una mujer estéril de más de 80 años se quede embarazada, entonces también debería ser capaz de hacer que una virgen conciba.

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Prestar atención al contexto textual

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El tercer principio es que todo lo que aparece en la Biblia debe leerse y entenderse dentro de su contexto textual. ¿Qué es el contexto textual? Podemos imaginarlo como una serie de círculos concéntricos. El círculo central contiene el pasaje que estamos estudiando. El siguiente círculo contiene el texto que viene justo antes o después de este pasaje. Este es el contexto inmediato. El tercer círculo contiene todo el libro, y el cuarto, toda la Biblia. Estos forman el contexto más amplio. Al estudiar un pasaje, hay que considerar todos estos niveles de contexto, ya que pueden influir en la interpretación de las palabras y las frases. Por ejemplo, considere las siguientes frases:

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  • Muerte por causas naturales

  • La paga del pecado es la muerte” (Rom 6, 23)

  • Muerte por chocolate

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La misma palabra "muerte" tiene significados muy diferentes dependiendo de su contexto. En una unidad anterior, vimos cómo es el contexto el que nos ayuda a determinar que Pablo está hablando de estar espiritualmente y no físicamente despiertos cuando escribe: 

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Así, pues, no nos entreguemos al sueño como los demás... (1 Tes 5, 6)

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San Pablo nos está exhortando a estar preparados para la segunda venida de Jesús. Aquí está el párrafo completo:

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En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis que os escriba, pues vosotros sabéis perfectamente que el Día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: "paz y seguridad", entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar. Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, de forma que ese día os sorprenda como un ladrón; porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Así, pues, no nos entreguemos al sueño como los demás, sino estemos en vela y vivamos sobriamente. Los que duermen, de noche duermen; los que se emborrachan, de noche se emborrachan. En cambio nosotros, que somos del día, vivamos sobriamente, revestidos con la coraza de la fe y del amor, y teniendo como casco la esperanza de la salvación. Porque Dios no nos ha destinado al castigo, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros para que, despiertos o dormidos, vivamos con él. Por eso, animaos mutuamente y edificaos unos a otros, como ya lo hacéis. (1 Tes 5, 1–11)

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Prestar atención al contexto histórico-cultural

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Por último, también debemos prestar atención al contexto histórico-cultural de un pasaje. Un peligro que hay que evitar al leer la Biblia es interpretarla a través de nuestra propia lente cultural. Aunque es imposible leer la Escritura en el vacío, abstrayéndonos completamente de nuestro propio trasfondo cultural, debemos esforzarnos por leer e interpretar la Biblia dentro de su propio contexto histórico y cultural. Como hemos visto, la Biblia no bajó del cielo sin ser tocada por la mano del hombre. Como cualquier libro, fue escrita por personas reales que vivieron en lugares reales y tuvieron vidas reales. Es decir, que tenían un trasfondo histórico y cultural propio. Ningún texto escrito, ya sea la Biblia, un poema o una novela, puede ser apreciado o comprendido plenamente fuera de su contexto histórico y cultural. Podemos encontrar un buen ejemplo de esto en la Anunciación.

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En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. (Lc 1, 26–27)

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Este pasaje nos dice que María estaba desposada con José cuando el ángel Gabriel se le apareció. Cuando leemos esto a través de nuestra propia lente cultural, podríamos entender que José y María estaban comprometidos pero aún no se habían casado. Esta idea es errónea. En el contexto cultural del judaísmo del siglo I, María y José ya estaban casados. Esta idea errónea surge cuando aplicamos al texto nuestras propias convenciones sobre el matrimonio. En nuestras sociedades las personas se conocen primero, después de un tiempo se convierten en pareja, luego se comprometen y finalmente se casan. Solo después de este intercambio de votos se convierten en marido y mujer.

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La evidencia que tenemos sugiere que las cosas se hacían de manera diferente en el antiguo Israel. En la época de Jesús no existía el compromiso de matrimonio. El matrimonio en aquel entonces era un proceso que constaba de dos pasos. El primer paso era el desposorio, que era un acuerdo contractual para casarse. Era definitivo y vinculante para los novios, que ya se consideraban marido y mujer en todos los aspectos legales y religiosos, salvo que todavía no vivían juntos.

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Los desposorios eran un componente integral del proceso y no un mero acuerdo preliminar para casarse en una fecha futura. Una mujer desposada estaba, a los ojos de todos, legalmente casada, aunque todavía no vivía con su marido. No podía casarse con otro hombre si no se divorciaba primero de su marido y, si se quedaba embarazada de otra persona, estaba sujeta a la pena de adulterio.

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Tras los esponsales, el marido se iba para preparar una casa para su esposa. Cuando estaba lista, volvía por ella y se celebraba el banquete de bodas, el segundo paso. Los banquetes de boda duraban entre cinco y siete días. Durante el banquete, la pareja consumaba su matrimonio y empezaba a vivir junta.

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Por eso, cuando Lucas nos dice que María y José estaban desposados, quería decir que estaban casados pero aún no vivían juntos. Teniendo en cuenta este trasfondo cultural, podemos entender mejor el dramático predicamento en el que se encontraba José. Al no saber de la concepción virginal, habría pensado naturalmente que María había cometido adulterio. Según la ley, la pena por ello era la muerte por lapidación. Por eso José, siendo un hombre justo, había decidido divorciarse discretamente de ella. Esto fue para salvar su vida.

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Conocer esta estructura de la ceremonia matrimonial en la cultura del antiguo Israel puede ayudarnos a entender otros pasajes de la Biblia. Por ejemplo, durante la Última Cena, Jesús dice a sus discípulos:

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No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros.” (Jn 14, 1–3)

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La Pasión de Jesús, que comenzó con la Última Cena, es el desposorio entre Jesús (el novio) y nosotros, su Iglesia y esposa. Luego se fue al cielo para preparar un lugar para nosotros. Cuando esté listo, volverá para celebrar el banquete de bodas con nosotros, como leemos en el Apocalipsis.

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Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, alegrémonos y gocemos y démosle gracias. Llegó la boda del Cordero, su esposa se ha embellecido. (Ap 19, 6–7)

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Conclusión

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Hemos llegado al final de esta unidad en la que hemos presentado cuatro principios adicionales sobre cómo leer la Biblia.

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  1. Leer la Biblia como una historia continua.

  2. Aplicar las herramientas de la crítica literaria.

  3. Prestar atención al contexto textual.

  4. Prestar atención al contexto histórico-cultural.

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Asegúrate de que los entiendes y eres capaz de explicarlos y aplicarlos. Una vez que hayas aprendido estos principios, así como los otros que estudiamos en las unidades precedentes, estarás bien equipado para leer y estudiar la Biblia.

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Tareas

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  • Explicar con tus propias palabras por qué es importante leer la Biblia como una historia continua.

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  • Describe cómo el estudio de los recursos literarios, como la trama y los motivos, puede ayudarnos a comprender mejor el texto bíblico.

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  • Explicar qué es el contexto textual y por qué es importante.

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  • Explicar qué es el contexto histórico-cultural y por qué es importante. 

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